Monday, November 28, 2005

¿Sueño o pesadilla?

Hacer la América…¿un sueño?
" […] Camillo Cianfara cuenta un sueño de un pobre maestro de escuela que, con cinco hijos, se encontraba en desgraciadas condiciones: " Una noche tuve una visión luminosa: me encontraba solo en un campo donde el grano crecía tan alto, con un hombre y tenía unas espigas tan robustas como yo no había visto jamás. Aquí y allá en el campo había vacas de oro que brillaban bajo los rayos del sol llamándome y, en el fondo, sobre el horizonte azul y sin nubes, se dibujaba algunas letras de monumental tamaño que yo no alcanzaba a distinguir claramente.
Agucé la mirada, me esforcé por concentrarla en ese punto y leí: "¡América!" . Mi decisión estaba tomada: Desperté a mi mujer y le anuncié que partiría inmediatamente, a costa de cualquier sacrificio! ¡La Mérica! La Tierra Prometida, la tierra de la libertad (…)
¿Era un sueño de una tierra bendita, un jardín de Edén, […] " . Vëcoli Rudolph J."Hacer la América: ¿sueño o pesadilla?", en Estudios Migratorios Latinoamericanos, N° 44, Bs. As., abril 2000


¿una pesadilla?
" Aprovecho la ida de un amigo a la ciudad para volver a escribirles. No sé si mi anterior habrá llegado a sus manos. Aquí estoy sin comunicación sin nadie en el mundo. Sé que las cartas que mandé a mis amigos no llegaron.
Es probable que éstos, nuestros patrones que nos explotan y nos tratan como a esclavos intercepten nuestra correspondencia para que nuestras quejas no lleguen a conocerse. Vine al país halagado por las grandes promesas que nos hicieron los agentes argentinos en Viena. Estos vendedores de almas humanas sin conciencia hacían descripciones tan brillantes de la riqueza del país y del bienestar que esperaba aquí a los trabajadores, que a mí con otros amigos nos halagaron y nos vinimos.
Todo había sido mentira y engaño. En Buenos Aires no he hallado ocupación y en el Hotel de Inmigrantes, una inmunda cueva sucia, los empleados nos trataron como si hubiésemos sido esclavos.
[…] En la pulpería nos fían, lo que necesitamos a precios sumamente altos y el patrón nos descuenta lo que debemos en el día de pago; los desgraciados que tienen mujer e hijos nunca alcanzan en recibir el dinero y siempre deben […] Espero que llegue ésta a sus manos: Salud". Carta de fecha 26 de setiembre de 1891, en revista Voces a. IV N° 24, Río Cuarto, Universidad Nacional, diciembre 2000, pp. Xll y XIII